El edificio debe ser una síntesis de alegre sencillez. Buscamos un proyecto con gran atractivo para los usuarios, al mismo tiempo que para el entorno urbano. Pero sin olvidar una cierta contención formal que encaje dentro de las limitaciones presupuestarias. Estos planos muestran las líneas generales de nuestra propuesta, la cual podrá ser ajustada y completada en futuras fases de trabajo.
Con estos preceptos colocamos el volumen a lo lardo del perímetro que da a las calles, conformando una construcción en forma de “U”. Esto crea un gran patio interior protegido por el propio edificio y que garantiza la privacidad con respecto al exterior. Por otra parte, se establece una clara continuidad con las alineaciones de fachada del resto de bloques colindantes, manteniendo la actual estructura urbana.
La fachada se compone de unos módulos prefabricadas de hormigón de color terroso. Su diversidad de huecos y celosías garantizan la protección solar, al mismo tiempo que dan ritmo y diversidad al edificio. El volumen de comunicaciones verticales supone el contrapunto a la composición. Se trata de un cubo de cristal protegido del sol por una malla metálica y que deja entrever la helicoidal escalera interior.
Decidimos dotar de un valor extra a las viviendas al ir más allá del ya común dúplex y proponer apartamentos en tres alturas. Al disponer el acceso en la planta intermedia, donde se encuentra la zona de estar, los inquilinos sólo tienen que tomar las escaleras hacia arriba o hacia abajo para llegar a sus habituaciones. De esta manera los desplazamientos en altura son casi similares a los de un dúplex.
La primera ventaja de este modelo es aumentar la percepción de valor de la vivienda. La estatificación en tres plantas, en lugar de dos, le dará al potencial cliente la sensación de que está adquiriendo algo más que un simple apartamento. Un valor que se multiplica por el hecho de haber conseguido que todas las viviendas de dos y tres dormitorios cuenten con su propia terraza privada en la cubierta.
La segunda ventaja es una gran liberación de espacio en planta baja. La imposibilidad de un aparcamiento subterráneo nos obliga a ocupar parte del área a nivel de calle para este fin. Colocando casi todo el volumen del edificio entre las plantas primera, segunda y tercera, compensamos el espacio ocupado por los coches y proporcionamos un espacio abierto de recreo de dimensiones generosas.
La tercera ventaja es la solución de acceso a las viviendas de dos y tres dormitorios en un solo corredor situado en la planta segunda. En consecuencia, podemos incrementar el espacio dedicado al interior de las viviendas. Dichos corredores son espacios abiertos que, por un lado, no computan BUA y, por otro, al estar al aire libre, pero cubiertos, enriquecen la experiencia de uso del edificio.
La cuarta ventaja es la privacidad conseguida en las viviendas de mayor valor, las de dos y tres dormitorios, al no situarse ninguna de éstas en la planta baja. Es decir, veintiún viviendas cuentan con este privilegio. Tan solo las de menor valor, los cuatro apartamentos de un dormitorio, se ubican en la planta baja. Para compensarlo se colocan en uno de los extremos más alejados del acceso al recinto.
La quinta ventaja es el trabajo de simplificación realizado para conseguir tan solo una tipología por cada uno de los tres tamaños de vivienda. Sin duda, un factor que reducirá tanto costes como plazos de gestión y construcción. A esto se le añade que todas las viviendas cuentan con ventilación cruzada, lo que reducirá el gasto en aire acondicionado y aumentará el confort interior de los apartamentos.
Y finalmente, la sexta ventaja. La liberación de la planta baja permite aprovechar la sombra de uno de los brazos del edificio para colocar el aparcamiento bajo éste y proteger los vehículos del sol sin necesidad de estructuras adicionales. Por otro lado, al situarse en la zona más baja de la parcela, su visibilidad queda limitada desde el área comunitario, como se puede ver en el dibujo en sección.