Concebimos el edificio como un refinado y elegante juego de volúmenes colocados sobre el parque. El elemento principal es un volumen de curva libre y sinuosa, que flotando sobre un basamento de cristal serpentea por el parque. Esta geometría curva se complementa con otros tres elementos destacados de diferente naturaleza: la rotonda, la torre y el espacio central estrellado. A éstos debemos añadir los tres patios interiores, resultado del espacio vacío que los anteriores volúmenes delimitan. La articulación de la curva con la torre establece la relación más potente de la composición, buscando un contrapunto formal y una tensión que hace a estos elementos inseparables.
El programa expositivo se coloca en el centro del edificio, en una serie de cajas apiladas de 24mx24m en cuatro plantas. La Sala de Exposiciones Temporales cobra un valor especial, respondiendo así a la importancia que se le otorga en las bases del concurso. Es el nexo de unión entre los dos volúmenes tronco-piramidales y se sitúa en el centro gravitacional del edificio. La franja transparente funciona como una gran ventana corrida perimetral, que incluso permite el acceso desde el exterior. La variedad de posibilidades y oportunidades de la sala es realmente rica, a la vez que se ofrece una experiencia singular al visitante.
A diferencia de la mayoría de los museos donde los núcleos de comunicaciones se esconden y disimulan en el centro del edificio, aquí se empujan hacia el perímetro exterior, dándoles un protagonismo no esperado. De especial interés son las escaleras mecánicas, que aúnan la monumentalidad y mecanicismo. Piénsese en la “promenade” que suponen estas escaleras, en las que el usuario, mientras las recorre, estará dentro y fuera del edificio al mismo tiempo.
Volumétricamente el museo se completa con una serie de cajas en voladizo que alojan el resto del programa de usos.
El volumen tronco piramidal inferior se vuelve una gran escalinata-graderío, convirtiendo las paredes del edificio en una prolongación de espacio urbano, a la vez que la fachada oeste será un mirador hacia el museo de fotografía futuro.
Dichas fachadas o cubiertas se resuelven con una superposición de varios patrones geométricos, resultando de ellos una estructura de vigas entrelazadas entre cuyos huecos se cuela la luz al interior. En las secciones se pude apreciar la experiencia espacial que vivirá el visitante, tanto en planta baja –vestíbulo, cafetería y tienda-, como en los espacios de circulación perimetrales de las plantas 2 y 3.
La gran expresividad del voladizo definido por el volumen tronco piramidal superior puede llevar al equívoco de entender que estamos ante un problema de difícil solución. Sin embargo, el esquema estructural en sección nos da una idea mucho más clara y tranquilizadora al ver la gran sencillez del concepto. El principal soporte vertical son los muros que conforman las cajas centrales de 24mx24m. Sobre estos muros se apoyan las vigas, cuyos voladizos solucionan la sustentación de las plantas superiores. Dichos voladizos, lejos de ser un problema, ayudan a reducir el momento de flexión en el centro de las vigas, como se aprecia en el diagrama de momentos. Se trata de una estrategia estructural muy similar a la de las tradicionales pagodas.