Nuestro objetivo fue descomponer y articular la gran masa al máximo, repondiendo a un entorno de media densidad. Elegimos un módulo, el cual se corresponde con la unidad de vivienda, que se va repitiendo para dar lugar a una geometría orgánica y de perfil pintoresco. Los volúmenes se van encadenando en una secuencia de torres adosadas con diferentes alturas.
El sistema de modulación permite gran sencillez en el modo de construcción, posibilitando la prefabricación en serie de gran parte de elementos constructivos y la sencillez en el montaje.
Los atrios se presentan como una experiencia arquitectónica singular para resolver los problemas de iluminación y ventilación naturales a los que obliga la normativa, y que en otros proyectos suelen ser despachados con una estrecha ventana al final de un corredor.
Dicha experiencia arquitectónica comienza en la entrada, la cual conecta con los dos atrios y con el área común al aire libre de la parte posterior de la parcela, produciendo múltiples puntos de fuga a través de una “promenade” discontinua.
Hemos querido trabajar el edificio recurriendo a los principios de serenidad, sencillez, discreción y ritmo. Los huecos de fachada siguen un patrón discontinuo que contribuyen a la diversidad buscada.